samedi 12 mars 2016

Hay días

La ciudad habla desde el vociferante afán
por empañar todos los espejos.
Despierta antes que yo, antes que todos.
Se mezcla el barullo al piano de Schubert
como en mi boca se mezclan el café
y la mermelada de pomelo.

Me levanto poco después del mediodía
para salir de la rutina de las cuatro y media.
Pero me rolo un porro, para entrar
suavemente en ella otra vez.

Llevo un par de meses colándome
a través de las nuevas costumbres,
intentando escribir del amanecer,
de los edificios y el clima.
De cosas sobre la que la gente
escribe.

Llevo un par de meses mirando
un par de luces de neón
imaginando luciérnagas.
Intentando hallar lo que perdí
entre los edificios y la habitación.
Las cosas sobre la que la gente
pregunta.

Hay días en que todo se reduce
a una cama, al hábito de un gesto.
Pero me tejo algún cuento rápido
de puntos fáciles
y moralejas cortas.

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