lundi 31 octobre 2016

Los meses en que no escribí


Estoy en el cuarto piso
sobre el balcón y su baranda,
pensando que estoy en el quinto
arraigado aún a ese piso que falta,
viendo las nubes moverse.

Son horas y horas
de la pasarela de algodón,
mi sombra se proyecta enorme
sobre el frente sobrecargado del edificio.

No dejan de pasar
yo no dejo de mirar
pasan y pasan
y yo aquí con el cuello extendido
no dejo de mirar.

Siempre y cuando yo mire
veré una nube distinta, pasar.

Una persona me vio observando
y levantó la cabeza.
Este ser
del cual desconozco su nombre
tiene en su poder
mi tiempo
mi libertad
mis proyectos.
Es el dueño de donde trabajo.
Sólo eso.

Le comenté que miraba las nubes,
siempre hablo de más.
En el tapón
observando nubes.

Tengo todo paralizado,
formando un algo
de alguna cosa.
De la misma materia
que saco las respuestas afirmativas
a todo tipo de explicaciones
certeras, lejanas, insípidas, brutales
de todo lo que en teoría
me está sucediendo.

Llevo tanto tiempo sin escribir
que las ataduras
que los dardos
que cualquier mañosa obsesión
alimenta el quiste que hay ramificado
en mi percepción
logra atemorizarme.

Me vuelvo torpe
se caen las tazas
se apaga el computador
no encuentro el lápiz
no estoy en situación dramática,
no tengo si quiera algo
para esparcirme o evadirme,
de tomar cualquier conducta
cualquier posición.

No dejan de pasar
yo no dejo de mirar
pasan y pasan
y yo aquí con el cuello extendido
no dejo de mirar.

Nada, sólo el tapón.
Un coagulo en los dedos
en la lengua, en el pelo.
Una costra más en mi cabeza
un momento de no tomarme,
o de vivir cinco minutos
en otro personaje.

Me pongo a hablar de más
a no tolerar el distanciamiento
entre yo y las cosas.

Una nube distinta pasa.

Creo ver trizaduras
en el estanque
en la represa
entre las nubes
en el coagulo.
Pero hay tantos cristales
prismas
puntos de enfoque
y maneras de ver
entre yo y las cosas
que me pongo a hablar de más
a no tolerar el distanciamiento.

Ahora estoy aquí,
también un poco allá
adentro
mientras afuera pasan las nubes.

Siento que algo se llevan.
Nunca he de los que piensa
que algo traen.


(Nota al margen: me despidieron la semana siguiente).

mardi 6 septembre 2016

Rumbo

Las palabras sobran
mucho más que de costumbre.
Te veo dormir más
mucho más cercano que de costumbre.
Pero y sin embargo
y por lo tanto
continúo flotando insomne
como una gelatina parlante.

Trato de no salir
pero confluyen en mí
los paisajes marcianos
de cerros rosados,
las mariposas que aletean
las ramas de los árboles;
los peces del abismo
que abren sus cuchillos
y finalmente la calma
al compartir la obscuridad.

Trato de no desviar
axiomas, sentimientos, decisiones,
pero y sin embargo
mi cabeza está incompleta
en medio de la gente
de los autos, de los edificios
en medio de hormigas
que confraternizan
que me hacen una hormiga más
que teme
de la lluvia, de los tambores.

Las palabras bombean
en cuatro tiempos
como de costumbre
las venas y tendones
del sector que estás observando
de mi espalda.

Por lo tanto
me comporto como un pez en la tierra
y doy saltos con la boca abierta
y me convierto en el plato favorito
de los insectos vampiros.

La suerte corre a mi auxilio
adherido a mis brazos
lamiendo mi piel
navegando el oleaje de mis costillas.

mardi 23 août 2016

Estúpido

Se me recomendó
por un buen amigo y
en nuestra calidad
de extranjeros
hacer de estúpido
y serlo a la vez,
pero de desformes maneras.

Completamente solo
me dejé enfriar
por este océano gélido.

Borro puntos de las íes
para parecer más estúpido
que en otro momento.

Me aferro a la cama inflable,
a las alas de un pájaro
a esa libertad,
oculto en un cuarto lleno de cajas.

Dejo de desconfiar de todo gesto
malvadamente obvio
para parecer más estúpido
que en otro momento.

Salto primero
dejo volar los recuerdos
toco la luz en su reflejo,
todo
completamente solo.
Debo olvidar las matemáticas
y dejar que las ratas
que pasean la noche
me quemen los ojos,
todo
para parecer más estúpido
que en otro momento.

vendredi 12 août 2016

Los mil nombres de María Camaleón (Adaptación crónica de PedroLemebel)

Intriga – Misterio – Suspenso

Hola, me llamo María Camaleón... ¿Qué? ¿Por qué me dicen María Camaleón?
Lo que pasa es que si vos pasai por la calle donde trabajo yo, no van a haber dos veces que me vos me veai de la misma forma.
Si vos pasaste y me viste así. Yo para la próxima te cambio la pose y te hago ZA!
Y ya no me reconociste más. Como un auténtico Camaleón.
Y si vos te pensaste que me ibai a reconocer la próxima.
Mírate esta, porque agarro un ZA! Y ya no me reconociste de nuevo.
Te pensaste que el Camaleón sólo tiene poses para mostrar.
Vos te pensaste que ibai a cagar al Camaleón?
Ni mierda el Camaleón te caga a vos.
Y te agarra y te dice...¿Por qué no me comprai una pastilla de allá del kiosko mi amor?
Y vos te dai vuelta, yo agarro esto me lo saco acá, hago, TRUUUAA!
Y me cambio de vestuario.
Me voy a caminar por la calle donde trabajo yo.
Y pensaste, bueno el Camaleón se prostituye en la calle no debe tener mucho dinero, así que tres poses y dos vestuarios...
Vos te pensaste que eso era todo lo que tenía. Así que te digo, mi amor no me convida un cigarrito de allá del kiosko.
Vos te hai dado vuelta y yo agarro esto me lo aplico acá y ZAZ de peluquería mi amor.

El problema, es que uno nunca tiene la suerte de nacer un Camaleón.
Generalmente se nace en el seno de una familia homofóbica que no le interesa si el Pedro, Juan, o el Luis, que le ponen por nombre, es el indicado para el hijo mariposón que tienen ahí viviendo.
Sobre todo ese “Carlitos” el diminutivo ese, Josefito JR, pareciera que para lo único que sirve es para el chiste y el desprecio, del pobre maricón que tiene que cargar con esa próstata de nombre hasta la tumba.

Pero por suerte, existe toda una alegoría travesti, que empluma, enfiesta, reviste el nombre transformándolo en otra cosa. Uno desde chiquito lo aplica.
La primera cosa que hay que hacer es cambiar a la cola de nombre.
Vos te llamas Mario, mandas la O a la mierda, le pones una A y te llamas María.
Sencillo pero funciona.

Y acá en la calle donde trabajo yo, una tiene que tener el chiste de la inventiva, porque estamos llenas de amigas, sidadas, las infectadas, esas pobrecitas que cualquier depresión les baja las defensas y las hace caer muertas como moscas acá en la calle.
Una tiene que tener el chiste de la inventiva para levantarles el buen ánimo.
Para evitar que el sida tatúe esa cara de muerte.

Entonces una tiene que agarrar e inventar sobrenombres para ellas, que transformen en luminaria los defectos, y no tratar de ocultarlos porque o sino, se notan más. Entonces...
Tu amiga que ha quedado bizca de tanto contar pastillas, se transforma en la mirada de Geisha.
La otra que le ha salido joroba de agacharse a buscar el pastillero, se transforma en una felpa llena de amor para los clientes.
La que ha quedado pelada de tanto químico se transforma en una bola para la buena suerte.
La que ha quedado gorda por el AZT, se transforma en una nube rosada de Rubens.
Para las más sofisticadas existe el remember hollywoodense, Las Marylin Monroe, las Katherine Nené, las Audrey Hepburn a Betty Boom.
Por su puesto también existen las latinas.
Las Lolas Flores, Carmen Miranda, María Félix.
Señoras que uno ya ni sabe quienes son. Pero son tantas las locas que las van personificando en los show.

Si tuviera que nombrar algunos de los nombres que he visto en esta calle.
Mira, millones, por decirte alguno:
La Sussy, la Titi, la Venus, la Loly, la SUSY SHOCK!
La palanca de cambio, la Loca del Pino, la María Escándalo, la María Basura, La Sida Frappé,
la Sida on the Rock, la No se fía, la Pide Fiado, La Inca Cola, era la travesti que vino del Perú.
La Coca-Cola, era la negra, que decía que coca-cola era más sofisticado.
La Tacones Lejano, la travesti fea, que soñaba con ser una chica almodóvar.
La DepreSida, era mi amiga, que se había deprimido el día que le dieron la papeleta del VIH.
Entonces yo, para levantarle el ánimo, ya ahora te vas a llamar, DepreSida, mmmm,
no, no se animó.
Así que cómo el virus ella mutó y pasó a llamarse la SuiSida, el día que la vi colgada en la Panamericana intentando tirarse.
No te tirés SuiSida, no te tirés SuiSida, al pedo le hemos dicho, viste así toda como estaba, llena, de sarcomas y cicatrices nos iba a espantar a los clientes.
Luego pasó a llamarse la VenSida.
La Licuadora, era mi amiga del norte, cual era la gracia de la Licuadora, ella podía sentarse en la poronga del cliente y en cinco minutos batirse un licuado de banana.
Pero pobrecita mi amiga, ha quedado obsoleta cuando del oeste llegó la Multiprocesadora, que no solamente te hacía el licuado de banana sino también te batía cinco porongas más.
Pobre licuadora ha quedado obsoleta se ha tenido que volver al norte.

Dita Parthon la Sacacorchos, era mi amiga que se había puesto un litro de aceite de avión en cada nalga, entonces cuando festejábamos el año nuevo, poníamos una botella de sida en la mesa de la estación de servicio.
Ella se paraba se bajaba la tanga y al grito de Corcho, Corcho!
Apretaaaaba las nalgas, y paaaaf...feliz año nuevo para todos.


¿Cómo no te escuché?
Que ya lo viste todo acá?
Vos de verdad te pensai que lo has visto todo acá?
Entonces cuando vos te pensai que lo has visto todo, el Camaleón te sorprende otra vez.
Y ahora deja de ser el Camaleón para transformarse en María Sarcomas.

Mejo terminar toda obsoleta y humillada, teniendo que devolverme como la Licuadora.

Triángulo del dragón

Ocaso y horror mezclaba
la
acuarela de matices rojos.
Una pausa
y comienza el conflicto
debajaspresionesmasasfríasanticiclones.
C
hocaron sus ojos a los míos.

U
n mundo ideal
de gritos, de chillidos.
L
anzándome al centro
al ojo,
donde mis ideas
se hacen tifón

Entonces
de la profundidad
emergieron luces
que mi boca tragó
y mis oídos devolvieron.

Las palabras, proyectadas
en el cielo, como estrellas
desde mi cabeza,
como luciérnaga calada.
¿Quién sufrió más
el silencio, tu cama o yo?

mardi 21 juin 2016

PESADILLA CON KM RIVERO 2

Al llegar yo a casa de esta amiga Maggie, quien por cierto intentó calmarme con un perfume, con un té, con un libro, con unas fotos, etc. Me conecto a internet y me habla una chica argentina, a la cual conocí hace muy poco, para contarme que KM, subió una foto a un grupo llamado “Putxsbizarrxs” donde no sé cuanta gente del ambiente gay bonaerense tienen acceso. Ella junto con calumniar, tergiversar e injuriarnos pide un escrache público para Juan y para mí. 57 minutos habían pasado desde su publicación hasta que esta chica me manda la captura de pantalla, ya que KM claramente me bloquea de la publicación y de su cuenta personal. Pasados 57 minutos habían muchos comentarios de personas pidiendo nuestro “escrache”. Dentro de los comentarios además ella hace una alusión ligera a que ambos estábamos “en la casa de una amiga”.
En ese momento sentí pánico y comencé a ponerme paranoico con todo esto.
Esa primera noche sin dormir a causa de las llamadas, del nerviosismo, de las veces que lloramos. La demanda sabíamos que era algo que no iba/va a ganar, pero la condena social que cayó sobre nosotros fue algo increíble, la gente comentaba “tengo la imagen de una chica, y su testimonio, no necesitamos pruebas” cosas similares y además todo esto me llegaba vía pantallazos de otra persona, quien reitero a pesar de no conocerme hace mucho tiempo, me dijo desde el comienzo que me creía la no agresión de mi parte y la violencia de la que sufrí.
Pasamos la noche y ya durante el día, le envían un mensaje a Juan desde el mismo grupo de convivientes un chico llamado Santiago, que Juan y yo teníamos que ir el domingo a las 13 horas a buscar nuestras cosas o las sacaría la policía. Ambos sabíamos que la policía no puede entrar porque sí a sacar las cosas, pero entonces vimos que el asunto se tornó horrible. Juan fue a trabajar como de costumbre y a la salida iría con un taladro a ponerle una cerradura a la habitación, ya que temíamos por nuestras cosas. Juan va a eso de las tres de la madrugada y cuando intenta abrir la puerta principal está trabada por dentro. Le llega un mensaje de una chica que estaba dentro de la casa diciendo “Juan ándate, hay gente en la casa esperando”. Juan golpea la puerta y le dicen que no puede entrar. Al ver este mensaje y que no lo dejan entrar, partimos a la comisaría a hacer la denuncia por Amenzas simples y lesiones, y por el hasta entonce usufructo de nuestras cosas.
Ya no habíamos dormido una segunda noche. Se estaba por cumplir el “plazo” que dictó Santiago para ir a buscar las cosas, Lisa que estaba en Uruguay, dijo varias veces que esto habia que hablarlo y que “sabía como era KM”.
Santiago hablando ya por KM, siguió insistiendo que sólo abriría la puerta a esa hora.
Juan fue y tampoco quisieron abrir la puerta. Todo claramente en esta oportunidad grabado y registrado para no cometer el mismo error de no alcanzar a registrar. Yo voy a buscar una amiga, que también desde el principio creyó lo que le conté y del miedo que sentía, sobre todo queríamos una presencia femenina en esta ocasión para no dar pie a las mismas falsas acusaciones de violencia de género. A lo que llego a la puerta del departamento, estaba Juan y un amigo de él con algunas cosas de la habitación, los computadores y una impresora. Me cuenta que no pudo más y recurrió a la policía porque estaba la casa nuevamente tomada por muchas personas y sin saber la intención de esta “citación” por parte de ellos. El policía ayuda a Juan, y al estilo práctico de las fuerzas de orden, grita en la puerta “Policía Federal”, ellos abren la puerta y está la madre de KM (militante activa del movimiento feminista “Las Rojas”) sosteniendo un papel en la mano y al menos una decena de personas entre lo que se veía. El policía le explica rápidamente a los ocupantes del departamento, que la casa es de él también y el contrato de alquiler está vigente. Juan entra y de tan nervioso que estaba sólo sacó una impresora y los computadores. Santiago le pregunta ¿Y las otras cosas, no te las llevás? Y el policía interrumpe nuevamente y dice “él puede volver cuando quiera a su casa”.

Decidimos descansar luego de ello, una amiga me prestó su departamento para tomar unos mates y tranquilizarnos e ir a descansar.
Estuvimos en la casa de los padres de Juan quienes muy preocupados por la mente de esta chica, sólo nos pedían por nuestra seguridad no fuéramos más a la casa que a sacar nuestras cosas. A todo esto Juan aún no había podido asegurar la puerta de la habitación.
Dormimos ahí entre saltos y pesadillas y al despertar tomamos fuerzas y fuimos al departamento a poner una cerradura a la puerta de la habitación y quizás a sacar algo de ropa limpia. Al llegar nuevamente no lo dejaron entrar y después de un tira y afloja y sólo con la intervención de Lisa quien en ningún momento hizo otra cosa que tratar de tranquilizar los ánimos, lograron que sólo Juan entrara a la casa a poner la cerradura, mientras yo y una amiga de Juan esperábamos llegaron cuatro personas más a “cuidar” a KM.
Escribo esto en la casa de una amiga de Juan, aún no me permiten ir a buscar mis cosas, estoy con ropa interior prestada y con un dolor en la espalda horrible por acarrear en todos estos viajes el total de las pocas cosas que logré sacar de ahí. Ya no quiero volver a ver jamás a las personas nefastas, ni volver a vivir ahí, la dirección es sabida por todas las personas que quieren “escracharnos” y sobre todo por los amargos recuerdos que guardo en ella. Sólo quiero que esta pesadilla termine.

No puedo dejar de contar algunos hechos puntuales que nos arrastraron a esta vorágine de violencia.
Y comenzaré contando que KM fue la primera persona en recibirme y abrirme los brazos cuando llegué a este lugar, pasaron dos o tres meses y la relación iba viento en popa. Yo le abrí mi corazón e incluso llegué a contarle algunos problemas que tuvimos con Juan en el procesos de adaptación a nuestra convivencia. Todo desde mi parte muy agradecido y consciente de que ella era una amiga de Juan.

EPISODIO 1-El primer indicio de que algo malo pasaba con ella, fue luego de una conversación donde ambos intentábamos resolver cómo hacer dinero de forma independiente. Juan, hace poco se encontró una máquina de hacer pastas afuera de un restaurante de comida italiana, y ella quería hacer fideos caseros y venderlos en oficinas. Yo, que una vez pasé por una situación de querer generar dinero por mi cuenta, le conté que podíamos hacer hamburguesas veganas de lentejas, una receta que Consuelo Advis, me enseñó en Santiago. Acordamos dividirnos los gastos y las ganancias por igual, yo haría las hamburguesas y ella el pan. Con el pasar de los días, cada vez en la producción terminaba yo limpiando todo, cortando todo y ordenando el carro que Karina, me había prestado tácitamente sólo a mí, ya que con KM no se hablaban. Salíamos a vender normalmente, yo empecé a “no poder cortar” el aluminio para darle alguna tarea en la producción y esto le causó cierto resquemor. Juan trabaja en un bar de Palermo, llega a casa aproximadamente a las dos de la mañana, y queremos hacer vida juntos, por lo que generalmente nos levantamos entre las doce y las tres de la tarde. Yo por cierto mi parte del trato la hacía en la noche, y ella hacía el pan el mismo día que salíamos. Varias veces me quedé dormido, varias veces ella se quedó dormida. Luego empezó a no devolverme el dinero que gastaba en comprar los materiales, y finalmente un día me dijo que ya no quería salir conmigo a vender. Yo lo tomé como una oportunidad para no seguir teniendo tratos en común y quedamos en que en un evento que organiza Juan y que nos permitía vender las hamburguesas ahí, sería la última vez que ambos venderían, no quedó muy claro quien se quedaba con ciertas cosas, pero yo aclaré que tanto Luis Cárdenas, que nos prestó la caja de plumativ (telgopor) como el carro de Karina, no se los pediría y la dejaba usarlos. Ella me dijo que bien.
Un día antes del evento de Juan, ella me envía un mensaje diciendo que no quiere hacer nada y que me puedo encargar yo de todo, que si quiere me ayuda con el pan y le paso dinero. Yo le respondo que puedo solo y que me daba risa la constante vacilación de su palabra. Ella me insulta diciendo que ella me dio la idea de las burguers, que me ayudó cuando cuando yo llegué (cosa que nunca desmentiré) y que me había aprovechado de ella. Yo lo dejo pasar.
A unos cuantos días después pide hablarme, yo converso muy tranquilo la invito a un porro y le digo que se acuerde que ella quería vender fideos en la calle, y que no era primera vez que yo preparaba las hamburguesas, que por lo demás el resto de mi vida iba a estar agradecido de la mano y el primer plato de comida que me comí en Buenos Aires.
Quedamos en nada, pero yo quedo más tranquilo de que ya hablamos.
Al día siguiente están tanto el carro de Karina como la caja de plumativ, de mi amigo Luis, estaban en el living común (anteriormente las guardaba ella en su habitación). Sin tener un peso y tras pasar una semana esperando un dinero de Chile, decido salir solo. Por otros motivos además ya ni si quiera nos hablábamos. Yo salgo un par de días sólo y logro hacerme la rutina de cocinar de noche y vender de día. Todo esto le causó aún más rabia y desde ahí ya ni me saludaba.

EPISODIO 2- Yo desde hace unos años practico el activismo independiente siempre apoyado y apoyando a diferentes organizaciones LGTB de Antofagasta y el norte de Chile. Practico el transformismo y una serie de performances del todo queers, feministas y anti patriarcales avalan mi compromiso con las diferentes luchas sociales. Esto KM lo sabía y decide en el tiempo que nos llevábamos bien presentarme a Sasha quien es el organizador de un evento muy ponderado del ambiente under en Buenos Aires. Esta chica muy tierna habla maravillas de mí frente a él y con Juan decidimos invitarles a tomar un trago. Todo divino. Fuimos ella, Juan y yo a una de las fiestas, de la cual hay registros. Cosa que Sasha me deja pendiente una performance o algo en qué trabajar juntos para mostrar en su espacio.
Pasan un par de meses y la situación con KM empeora, pero tácitamente aún somos amigos. Le comento al pasar que hablé con Sasha por facebook porque tenía muchas ganas de mostrar algo, y que habíamos quedado de vernos un día X, no alcanzo a terminar de contarle y me deja solo hablando y se encierra en el cuarto. Al rato después me habla que ella tenía una fiesta con él y que me la dejaba a mí que “ya había usado su lugar” para organizarla. “Yo no tengo tiempo, encárgate tú que sabés mejor de esas cosas”. Yo me sorprendí y comencé a actuar con más cuidado.

EPISODIO 3- Juan, como les conté trabaja en un bonito bar de Palermo. Hay ciertos días en que sobra comida, que prepara el personal, y él la trae a casa para después comerla. Hasta hace, dos meses quizás menos, ella siempre estaba contemplada en nuestras comidas, inclusive a veces sin decírselo ella tomaba su parte y comía tranquila. Nadie se molestaba con esto. Juan estaba feliz y publicó varias veces en en grupo de los convivientes que esa comida era para todos. Al momento de yo llegar, me preocupé por cierto de tener mis cosas, y no quise dejarlas en la habitación y más bien compartí todo, de eso son testigos todos quienes vivieron conmigo, siempre yo dejando en claro lo agradecido que estaba con todos de que me hayan aceptado. Pagaba mi parte del alquiler, y mi parte en los gastos extras.
Cierto momento llegó en que teníamos que comprar cosas para las hamburguesas y para comer con KM ya que prácticamente cociné para ella meses, y yo no tenía dinero. Le digo que recurriré a sacar cien pesos de Juan que luego repondríamos 50 y 50. Ella muy de acuerdo con todo se queda en casa mientras voy a comprar. Al volver le paso la boleta y ella me comenta que si Juan comería de un paquete de fideos de 10 pesos había que cobrarle también, a lo que yo le respondo que si él nos trae pizza con palmitos y comidas sin pedirnos nada, yo no le iba a cobrar nada.
Ella cambia la cara y se va a su cuarto. Sin pagarme. Cuando pasa el día le pido sus cincuenta y ella me dice que no sabe de que estoy hablando. Decido pagarlos yo sin decir nada. Pero claramente no volví a ofrecerle algo similar.

EPISODIO 4- Juan celebra el aniversario del bar y tiene dos invitaciones a un bar abierto. Decide invitarnos a KM y a mí. Esa noche hasta lloramos de ebrios al decirnos lo mucho que nos queríamos y lo lindo que era tenernos, ella se disculpa por un par de pequeñas situaciones diarias que no vale la pena escribir, por lo banal. Y volvemos a casa yo con vaso en mano y riendo de ebrios. Al día siguiente mi resaca era tal que no me podía ni mover. Vomito un par de veces y ella nos ofrece a Santiago y a mí comprar hamburguesas en un local del frente. Vamos los tres y yo siento un mareo horrible. Le dejo cien pesos y me voy diciendo que no puedo estar ahí.
Vuelven, me pasa una hamburguesa que costó 25 pesos y no me pasa el dinero sobrante. Yo sólo sigo durmiendo y decido pedirselo ya esta vez con un poco más de audacia al día siguiente cuando me sienta mejor. Al día siguiente dice recordar ya haberme pagado. Por lo que le dije, que yo estaba muy pobre así que claramente cien pesos en esas condiciones era una cifra que no iba a olvidar haberle pasado y que desde ahora en adelante no tendría tratos económicos con ella.

DATOS ANEXOS-
1- Dos días antes de la agresión que sufrí, esta chica publica en el grupo en el que aún estaba que quería cambiar “clonazepán” por porro, dos veces sin que nadie le respondiera.
Al día siguiente estoy fumando con un amigo mío y ella se para en medio hasta que él, le convida, fuma y se va a su cuarto. Al irse mi amigo decido regalarle un poco “por los buenos tiempos” y le dejo en claro que no quiero ser su amigo pero entiendo su desesperación.

2- Al menos desde hace tres meses se la escucha llorando en la habitación cuando: No tiene porro o cuando han pasado un par de días y Juan no va a pasar un tiempo con ella. Esto se lo dice claramente en una discusión que tuvieron.

3-Los conflictos empezaron siempre por su lado, y Juan, no yo, trató al menos unas cuatro veces de conversar con ella, la última vez ella lloró, le contó que estaba muy mal y se sentía sola, que aún no podía superar un amor pasado, etc. Desde ese día tratamos de no coger cuando estuviera ella, porque se ponía incómodo Juan, por algo que si bien no me explicó entiendo que es como comer helado frente a los pobres.

4-Días antes de esto ella publicó en el mismo grupo de convivientes que si estaba rara era porque empezó a tomar clonazepán.

5- Desde que yo estoy en esa casa y prácticamente hace seis meses, que ella no mantiene una buena relación variando de violencia a indiferencia con dos de las chicas del departamento. Al punto que luego del episodio de violencia, una de ellas sólo pudo llamar a su terapeuta. Quien ya sabía de todos estos problemas y le advirtió irse del departamento.

6-Se podría decir que todos quienes han vivido ahí han tenido un pequeño o gran problema con ella de temas domésticos, revisando las conversaciones leo al menos unas cuatro veces que le dicen “yo sé como hablás y te ponés vos”.

7-Días antes KM le rompe un vaso lindo a Juan porque estaba sucio en el lavaplatos. Y en el que bebió un amigo de muchos años con el que KM tuvo una relación pasajera. En un comienzo no especificaba porqué lo rompe pero luego le dice que a Juan no le importa llevar gente a la casa que ella odia.

PESADILLA CON KM RIVERO

o Mi testimonio de violencia


Comenzaré hablando del suceso puntual al que esta mujer se refiere en su publicación.
Estaba con Juan tostando pan en la cocina para desayunar. Las piedras de Churro (el gato) junto con cacas del mismo esparcidos en el pasillo. Justamente, el día anterior estaba la comida de Churro esparcida en el pasillo y dentro de su plato de agua. Y esto ya había generado una discusión por un grupo de chat privado de facebook “Lxs Convivientxs”. Donde ella se expresó violentamente con palabras como “sos un oportunista”, “te hacés la víctima”, etc. Yo, como lo he hecho casi toda mi vida, pedí respeto varias veces y le dejé en claro que no quería armar un escándalo de ello. Por lo demás si el agua de su gato estaba todo el día llena de los pelets (granos de su comida) remojados, era sólo una preocupación general por Churro, el gato.
Intervienen más personas a apaciguar los ánimos. Yo me retiro de la conversación y digo que no me gastaré discutiendo. Ella me habla al chat interno, me dice que lo mejor sería conversar conmigo o “agarrarnos de los pelos”, “para no acumular enojos”. Yo le digo que no quiero tener acercamientos con ella, porque ya me había herido varias veces antes y conociendo la manera en que expresa sus problemas, no me iba a prestar para ello de nuevo. El tema de la limpieza ya lo había organizado Lisa (una chica de la casa) y yo haría mi parte como todos.
El día anterior a esta discusión falleció mi abuela, dejando un espacio que por el resto de mi vida arderá. Fue ella quien estuvo casi por entero dedicada a darme amor en toda su vida. Por lo que estaba bastante mal al momento de ocurrir este intercambio de palabras con este sujeto. Otra chica que vive allí, Karina hace mucho tiempo ya no le habla más a KM que los saludos protocolares. Me invita unos cafés y conversamos un rato, lloro, le cuento mis cosas, reímos y volví a casa mucho más tranquilo. Le mando nuevamente un mensaje a KM, diciéndole, que quiero “hablar como los humanos”, pero otro día porque me siento muy mal a causa la muerte de mi abuela. Se despide diciendo lo “soberbio que yo era” y con palabras irónicas hace alusión a que me quedaré “solo”. Decido ignorarlo.

Estaba con Juan tostando pan en la cocina para desayunar, las piedras de Churro junto con su caca esparcidas en el pasillo. Y como esto ya generó una discusión de envergadura el día anterior, yo le digo a Juan riéndome que no la limpiaría (ya que esa semana según el cronograma de limpieza que Lisa organizó era de ella justamente), no termino de decir esta frase y abre de un portazo la puerta de su habitación, comienza a gritar “sos una víbora” y un sinfín de insultos en un lunfardo que como extranjero no entendí nada. Yo le digo, “déjame en paz, estás hablando como ebria”, ya que pronunciaba las palabras con demasiada saliva en la comisura de sus labios, me miraba perdidamente y hacía muecas que francamente parecían más las de un perro rabioso. Sigue gritando un rato y yo abro la ventana para que al menos entrara ruido de la calle y no escucharla. Juan le dice “KM, estás proyectando cosas tuyas en Germán”. Al decir esto, ella se acerca a mí y comienza a amedrentarme con pechones y toquecitos bruscos en el hombro, yo le sigo diciendo que se mire que parece loca y ebria entonces me da una cachetada en la cara. Como Juan estaba en la puerta de la cocina logra tomarla por la espalda y se hace un forcejeo horrible. KM a arañazos y “saltos de pez” comienza a intentar acercarse a mí, se golpea contra una ventana que da al patio de la planta baja y vivimos en un cuarto piso, Juan la sostiene desde atrás todo el tiempo, y esto de la ventana me causó miedo de que cayeran al vacío. Por lo que tomo mi celular y le digo ¡te voy a grabar loca! Al ver ella que tomo mi celular se me lanza con mucha más rabia, Juan estaba atrás de ella todo el tiempo intentando sujetarla, me llegan no sé qué tipo de golpes, pero se me cae el teléfono y me agacho a recogerlo, teléfono en mano la veo acercarse otra vez, por lo que se lo lanzo a una distancia muy corta. A ella efectivamente le cae a un costado del ojo. En esto entra Karina quien escucha el ruido de los gritos, inmediatamente toma una postura de apaciguamiento y escucha con calma los gritos de KM: “Me pegaron son unos machos violentos”, “Les va a caber la demanda”. Karina la ayuda a lavarse la cara ya que salió un poco de sangre. Juan estaba llorando tenía la cara arañada y las cabeza un poco herida. Ella como siempre sigue gritando amenazas con términos que no tengo integrados a mi lenguaje, pero recuerdo algo como “a vos te voy a seguir” “con vos tengo algo”, quizás me equivoco, pero mi cerebro lo interpretó así. KM dice que nos va a denunciar por “Violencia de género” y le pide ayuda a Karina para ir. Ella amablemente se niega y le dice no se va a hacer partícipe de esto. KM por lo consiguiente se va sola de la casa rumbo a hacer la denuncia. Juan y yo en un ataque de nervios no largamos a llorar, y Karina nos llevó a su habitación que da junto a la puerta del departamento mismo. Nos quedamos ahí y, por mi seguridad, Juan decide que me tengo que ir a casa de una amiga de él. Tomo un bolso que Karina armó casi entero por mí ya que yo no podía hacer nada. Juan me pasa un papel con la dirección y dinero para el taxi. Esa es la ultima vez que pisé la casa. Juan se queda en la habitación de Karina, llama a su amiga Catalina, para que esté con él cuando KM vuelva porque tiene miedo de lo que suceda. Ella regresa a la media hora, quizás menos según estuve enterándome ya que regresó antes que de lo que me demoré en llegar de Microcentro a Belgrano en taxi. Con un parche más pequeño que una curita normal y gritando “Les hice la demanda, les va a caber la demanda” y les pide un cigarro. Juan la ve tan ida de sí que decide viajar al segundo lugar donde yo estaba y pasar a noche conmigo, en un barrio alejado de donde sucedió todo.
Al llegar yo a casa de esta amiga Maggie, quien por cierto intentó calmarme con un perfume, con un té, con un libro, con unas fotos, etc. Me conecto a internet y me habla una chica argentina, a la cual conocí hace muy poco, para contarme que KM, subió una foto a un grupo llamado “Putxsbizarrxs” donde no sé cuanta gente del ambiente lgbt bonaerense tienen acceso. Ella junto con calumniar, tergiversar e injuriarnos pide un escrache público para Juan y para mí. 57 minutos habían pasado desde su publicación hasta que esta chica me manda la captura de pantalla, ya que KM claramente me bloquea de la publicación y de su cuenta personal. Pasados 57 minutos habían muchísimos comentarios de personas pidiendo nuestro “escrache”. Dentro de los comentarios además ella hace una alusión ligera a que ambos estábamos “en la casa de una amiga”.
En ese momento sentí pánico y comencé a ponerme paranoico con todo esto.
Esa primera noche sin dormir a causa de las llamadas, del nerviosismo, de las veces que lloramos. La demanda sabíamos que era algo que no iba/va a ganar, pero la condena social que cayó sobre nosotros fue algo increíble, la gente comentaba “tengo la imagen de una chica, y su testimonio, no necesitamos pruebas” cosas similares y además todo esto me llegaba vía pantallazos de otra persona, quien reitero a pesar de no conocerme hace mucho tiempo, me dijo desde el comienzo que me creía la no agresión de mi parte y la violencia de la que sufrí.

Sinceramente, podría seguir contando una serie de pequeño episodios de una persona que se ganó mi confianza para de la forma más estúpida intentar violentarme. No es jamás mi intención empezar a dejar los “trapitos al sol” pero me encuentro en una situación tan desventajosa al no estar rodeado de quienes me quieren y conocen la integridad de mi ser. Me veo en la bajeza de explicarle al mundo lo que titulé MI PESADILLA CON KM RIVERO desde hace seis meses hasta acá. Estaré eternamente agradecido de quienes me abrieron las puertas de la casa que por este tiempo me sirvió de “hogar” y de las personas que hermosamente pude llamar “familia”. Karina y Lisa, no voy a etiquetarlas en nada, pero creo que siendo siempre leal a la verdad no se enojarán por la soltura con que uso sus nombres. Lo que sucedió es una novela que recién está comenzando, ya que como ciudadano extranjero no puedo salir de Argentina con causas a en mi contra, no puedo si quiera estar seguro de la renovación de mi residencia. Por lo demás esta muchacha conoce gente que si bien esperé que la apoyaran de forma más decidida, son personas que se dedican encarecidamente a apoyar a las victimas de cualquier tipo de violencia real. No quiero manchar con esto el nombre de “Las Rojas” o el “PTS” o “Pan y Rosas”, pero hay miembros de estas agrupaciones y partidos haciendo guardia en el departamento “cuidando” a KM RIVERO. Claramente la imagen de por sí habla sola, y "es una mujer violentada por dos hombres en su propia casa", una imagen del todo aterradora. Con esto no sólo deslegitimiza una causa de siglos, de REAL SANGRE VERTIDA de mujeres que viven una pesadilla, de tantas amigas travestis (lo que para mi es un honor llamar TRAVESTI) que han muerto por la violencia diaria de llevar la lucha en el cuerpo. Me apasiona hasta el fondo y no por este cruel episodio dejaré de enarbolar con mis performances las luchas de género. Me da una nueva fuerza para mostrar la otra cara de esta moneda, la cara que me tocó vivir. Un chico de 45 kilos contra una mujer que practica defensa personal y que dista mucho de ser una mujer practicante del pacifismo.
Concluyo agradeciendo de antemano por el apoyo de todas las personalidades e instituciones que me apoyan desde Chile. Por lo demás no tengo miedo, estoy con un buen hombre cumpliendo medio año de relación, tras casi dos de espera, esta señorita KM RIVERO, sólo hace que nos aferremos más a lo único que realmente tenemos....El amor.






Pantallazo de publicación hecha en "Putxsbizarrxs" 

mercredi 8 juin 2016

Una flor se subió arriba de un cajón

Tuve un sueño de esos que son con música. Desperté tarareando una canción de una flor que subía y bajaba de la cama.
Era mi nueva casa de Santiago, el clima era frío y mi mamá tenía miedo que nos enfermáramos por no estar acostumbrados al clima. Por lo mismo, no nos dejaron a mi hermano y a mí que compartiríamos un habitación, tener alguna con ventana a la calle.
Yo estaba feliz, de igual forma, compartiría la habitación sólo con mi hermano, tenía un piso de verdad, para tirarme encima sin ensuciarme, para extender a lo ancho de mi mundo un mapa.
La paredes eran de cemento y el comedor quedaba separado de la cocina.
Nuestro cuarto al fondo y con sólo una ventana que daba al patio de la vecina.
Ella tenía un galpón enorme con techos de vigas expuestas, donde guardaba y teñía flores sintéticas. Era una imagen hermosa ver los tambores llenos de líquidos de colores, violeta, amarillo y rojo, etc. Las flores arrumadas en algún muro despedían un olor maderoso y húmedo. Los mosquitos eran muchos y los zancudos chupa sangre entraban nada más al abrir la ventana, cosa que a mi madre no le gustaba. Y nos prohibió abrirla.
Ahora que recuerdo borrosamente la atmósfera de esa casa, concuerdo con mi madre, hermana y abuela, quienes en ningún momento quisieron mucho el lugar. Un poco estrecho y daba a una avenida concurrida, sabemos lo del ruido y los autos y los testigos de jehová, comunes en los barrios marginales. Haciendo memoria, mi hermana en la habitación de al lado escuchaba Led Zeppelin, algunas cajas aún estaban cerradas, y el colchón del camarote de arriba aún no llegaba, teníamos que dormir mi hermano y yo juntos en la cama de abajo, mirando las vigas de madera expuestas. Imaginando que estábamos dentro de una jaula, o que esas vigas eran los puentes de algún muñeco de moda.
Tenía un pequeño jardín con rejas a la calle tapadas con una especie de lámina metálica. Justo en medio y rodeado de cerámicas en forma de ajedrez, un escuálido limonero al que jamás le maduraron los frutos.
Son muchos los amargos momentos que esa casa le dio a mi mamá, tan amargos como los motivos que la motivaron a irse de Antofagasta, a ella el mundo se le volteó, con tres hijos, y la secundaria incompleta. Ya no había más que hacer ahí. Eso bien lo entiendo ahora, fuera, lejos, acá.
Hay pocas fotos de la casa que nos acogió menos de un año, todas envueltas en la misma fría y brumosa atmósfera. Celebraban un cumpleaños, mi abuela tomaba vino y mi madre café, se ve un pastel en medio, que no sé de quién es, yo y mi hermano no estábamos por su puesto.
Recluidos en la habitación, con la ventana abierta respirando el olor de las flores sintéticas, en mi piso nuevo, en mi habitación nueva, con el globo terráqueo encendido, jugando con una flor, mirando mi jaula y cantando:
Una flor se subió,
arriba de un cajón.
Cuando el cajón se movió,
la flor se bajó.

mercredi 18 mai 2016

Catastяoïka

Publié à Antofagasta, Chili

2015


I. Catastяoïka I

Quand mon esprit est nul
je prends des cheveux
de l'oreiller,
je me sens répandu,
détendu
sur le château prononcé.

La tachycardie engourdit
le pouls de mes doigts,
se ferme autour de moi
la boîte, la cage de statique.

L'immobilité de mon corps
ne me permet pas
continuer de me pourrir
en documentaires,
en tous les mots que je veux savoir.

Je n'oublie pas encore le cadavre
parce que le cadavre c'est moi.
Je ne veux pas de jumelles,
une longue-vue, un microscope
carbone quatorze, des rayons X
des dictionnaires.

Bouillon de culture de mensonges
des vérités, des raisons,
des questions
le chaos.


II. Une légère douleur

Une légère douleur sous mes côtes
me fait déplacer jusqu'à la fin
des manières multiples.

Il me fait arrêter
dans le pendule sur lequel
prendent les espaces.
Écrire d'une mauvais forme,
exagérer la calligraphie
comme une lettre taillée
en feuilles.

Une légère douleur
et ton incessant "clack" sous mes côtes
me fait déplacer jusqu'à la fin
des manières multiples.

Il me fait frapper
le visage contre le cristal
de l'insectarium.
Sentir le poid de l'espace,
réunir des idées sur toi
comme un baiser télépathiques
en bormbardant les nuages.

Une légère douleur
ton incessant "clack"
et le poids de l'espace sous mes côtes
me fait déplacer jusqu'à la fin
des manières multiples.

Il me fait haïr
pour désirer les choses
les plus abstraites.
Trembler la raison,
et transfomer mes sommeils
en tremplis du temps
où rebondissent tes sourires.


III. Je ne peux pas t'écrire un poème

Cette nuit je lui ai tourné tout.
J'ai conclu:
Je dois ordonner mes intentions
-Je veux t'écrire un poème-

Je sens faible
le fil attaché
à mon petit doigt.
Et je gommes des lignes
et je coupe des vers
et je triture toute forme possible
de tomber en amour.

Je ne peux pas.

Qu'est-ce qui passe dans ta tête?
Est-il si horrible le cauchemar?
Et alors, dans mon egoïste
façon d'aimer
je mal suppose quelque chose
relatif à moi.

Ainsi, tu commences me manquer,
à penser des montagnes
penser la distance
les abîmes.

Et à penser que je ne peux pas.

C'est déjà cassé quelque chose
dans ce château.
Peut-être j'ai mordu une porte
ou j'ai laissé un cigare allumé,
peut-être je salis beaucoup
ou t'ont incommodé
mes pieds glacés.

Sera-t-il joli
dire qu'il n'a pas resulté?
Si peu du monde savons-nous?
Et c'est vrai
il sera mon poids morts.

Je veux t'écrire un poème,
mais mon cœur pompe
des aiguilles
á tes grandes mains
qui partent dans les nuages.
Je voulais t'écrire quelque chose
pour chasser
au charpentier de ton crâne
au ver de ton bonheur.

Qu'est-ce qu'est
scrutin et raison?
Est-il si lourd ton corps
dans le matin?
Et c'est vrai
il serait temps perdu.

Je voulais t'écrire un poème
des lumières blanches
et des fruits rouges,
ceux-là qui tu aimes.
Mais mes tornades de fumée
serpentent en formant des ombres
qui nouent mes doigts.

Ansi, se dérangent mes intentions
se dérange ma certitude
les lettres
les visions.

C'est déjà cassé quelque chose
dans ce château.
Peut-être avec un baiser
je te réjouis
ou t'embrasser le cou.
Peut-être nous enivrer pour toi
ou te souffler un conte.

Je ne veux pas
glisser sur la mare
de ma sueur.
Je ne veux pas
m'obstiner
à t'écrire.
Je ne veux pas
seulement être ici
tranquille
et sans poème.


IV. Cauchemar éternel

Je tombe encore
dans la maladie libre
du subconscient.
C'est un monde
que je ne contrôle pas,
un univers sans loi.

L'orage de mes sommeils
n'a pas un arc-en-ciel,
le tourbillon de pensées
vagabonde pour les nuits.

Je me réveille
en transpirant des larmes
qui pleurent la mort
du soleil.
Je me lève
dans la nuit marée
de sueur cognitive.

Mais le voyage onirique
ne finit pas,
seulement
c'est interrompu
dans chaque oreiller.
Il aterrit sur le pore overt
de chaque cheveu
que j'arrache,
nerveux et brave
Je repose ma tête
sur le lit somnifère.


V. Je me suis réveillé

Je me suis réveillé crucifié
au maneau de ma fenêtre
cérémoniel
en habillant étiquette,
avec ma meilleur linceul.
En contemplant
de dos à la lune
des restes rigides.

Des restes,
amers, pourris
toxicomanes.
Des vomissements
des lugubres possessions.

Je vois entre des yeux brumeux,
ce que est resté de moi,
ce que aucun démon
a voulu emporter à l'enfer.
Des déchets accumulés
par l'exorcisme chronique.
Bien sûr,
je souffre des exorcismes.
Je souffrait, je me corrige,
puisque enfin
je me suis fatigué
d'accoucher démons.

Je me suis réveillé crucifié
au maneau de ma fenêtre.
Je me suis réveillé
après d'avoir fermé les yeux,
endormi.
Je me suis réveillé
en moquant libre de moi,
crucifié à l'uterus du silence
mais je me suis réveillé.


VI. Le Marat pauvre

Je suis en écrivant
dans une bagnoire d'eau chaud,
comme le Marat pavre du XXI siècle
en attendant le même dénouement.

En attendant que tu viens me tuer
comme tu as dû le jour
lequel j'ai voulu le faire avec toi.
Logiquement je ne fume pas d'opium
ja'i fumé de la marijuana
des inconnus ingrédients.

Comme le rat provincial
dans son égout périphérique.
Comme la merde barbotée
dans sa désharmonique foire.

Quatre jours sans voir personne
et doivent me faire compagnie:
Une chatte et un bataillon des cigars.

Je me dégonfle à travers des pores ouverts,
je me dégonfle
avec l'unique intentions de jamais m'enfler.

Comme le Marat pauvre
je étale des feuilles dans la maison
en créant le musée de mes cauchemars.
Je souffle dioxyde et des monoxydes
aussi quelque chose de vapeur
un air qu'il connâit de la morte.

Je gaspille mon temps
en lisant les phrases que léviten partout,
je pense à ma défense
quand je serai accusé par négligence
devant le tribunal des poètes.
Quel difficile il a été de vivre à la fin du calendrier maya!

Je pense à la fin de l'année
à la fin du jour, de chaque supernova
je pense aux ondes produites
pour le palpiter de mon corps
et des trous de ver.
Je pense, sans mourir.


VII. Déprimante vangeance endogène

Je m'éparpille comme un ombre
dans les viscères de l'obscurité.
Le chaos déjá habitué à ma présence
dessine des sillons dans mon visage
projetés vers le bas
et je paie tristesse
aux vallées phosphorescentes.

Extremités qui se traînant
entre des feuilles mortes
en cadavres secs.
En tuant mes pleurs hystériques
pour couper l'écho de rien.

J'emporte des jours sans dormir
en faisant semblant d'être dormi.
Je crie parfois
je blesse le silence
et ses stalagmites en crystal.
En dessinant sur le mur
une ligne sans fin.

Je pénètre mon corps
avec fumée toxique.
Je tombe en piqué
transmuté en vol.

Je me mets des morceaux corrosifs
j'écris des gribouillages de charbon.
Je n'ai pas de clés
je dois laisser la porte entreouverte
après de sortir.
Je rapelle ton souvenir en se suicidant
dans la solitude.

J'écris clandestin
à la lumière que j'arrive recevoir.
Je bois mes mots en cassant
la réhabilitation.
Des phonèmes orthopédiques
dépouillés de son.

J'ai une vie tissée à moitié
et un secret déclassé.
J'ai une vie coupée
de tant battre
et un cœur analphabète,
j'ai une vie pour détruire
et un lecteur pour assassiner.


VIII. Catastяoïka II

Comment peux-je expliquer ce que je sens avec simples mots?

N'existe pas un mot dans aucune langue qui contient des paroles pour sentiments si intenses, erosifs et fugaces. Comme des mouettes en plongeant pour obtenir un poisson, tout de suit elles continuent en volant sèches, mais avec le froid dans ses os.
Ils sont comme des violons dans une chanson de rock, inconfortablement parfaits.
Comme des cloches d'une cathédrale.

J'ai des larmes mesurées, mais pas pour honte (ou orgueil), ils abîmeraient mes pensées, en les transformant en quelque chose triste, alors, il aurait un nom mon sentir, ne seraient pas déjà des ondes de la mer qui ne sont pas arrivées à devenir vagues. Ne serait pas comme la stupeur après d'avoir couvert après une douche glacée. Ne serait pas déjà comme le vol coordonné de deux colombes. Seulement tristesse, vacuité, depression, les mêmes mots manipulé par poètes et des écrivains. Le même toujours!

Moi, je ne veux pas cela, je veux mes propres émotions et je les préserverai avec zèle, parce que seulement qui soyez capable de les sentir comprenez de quoi je parle.
Et quand quelqu'un voit une soire claire mais sans soleil, deux oiseaux en volant choréographiquement après de casser la ligne d'altitude zéro, on regardera celles-ci qu'ont voulu avec toutes envies d'être vagues mais elles sont seulement ondes sur un océan immense et mauvais appellé pacifique; alors on saura laquelle est ma commotion et un frisson on unira sans ne nous avoir jamais connus.
Je l'aurai gagné au dictionnaire.

Ne seront pas termes rebondés et sans valeur individuelle, sans avoir plus écrit, tu sauras que je n'ai pas menti. Tu comprendras que la simplicité n'a pas d'espace dans l'étendue de nos sommeils. J'espère que tu réussi comprendre quand restent les larmes et gênent l'angoisse et la résignation, c'est comme si avaient paroles sans voyelles tatoués sur les os, comme un mur rayé avec graffitis.

Dans ces périodes je suis une goutte d'eau douce sur la mer, je ne me sens partie de la daube salée, mais quand tu te laves je peux embrasser ta peau sans être moi.
Quel glaçon sur la mer.

Mes émotions sont comme têtards qui germinent et grandissent dans l'eau stagnante, mais ils agonisent sur une terre âpre, ils me laissent lentement comme un glacier en laissant sillons à travers du temps, ils consomment ma volonté, ils me portent au bord de la terre connue et ils me rendent nu.

Des sentiments plongent sous la mer et ils ne sortent pas, quand je les crois noyés et sans vie, ils émergent lointains où je les ai vus, victorieux et avec un grand poisson, ma grande énergie vitale est portée jusqu'à son nid où petits sentiments attendent avides et affamés une bouchée de ce poisson.
Ainsi, jour à jour milles d'oiseaux irruptent mon océan, tandis que je m'enivre et je bégaie en cherchant declamer avec phonèmes préhistoriques la schizophrénie de mon âme et ses nuances sonores.

Finalment, seulement reste moi, noyé dans une mer d'incertitudes, avec le corps rongé pour les incessantes embuscades de mes pensées diffuses.
Échoué à kilomètres de ce que certain jour j'ai considéré mon foyer de violons et frissons.


IX. Exorcisme poétique

Je suis un cadavre en sortant de la niche
en levant des phalanges,
en poitant le ciel,
conjuguant des gérondifs
comme un vidéo en rétrospective
patinant bandes qui reculent.
En avalant un mensonge,
en mangeant excuses droites
aux manques gauches.

Je suis un phantôme en meïosis
en traversant des rideaux
copulant avec l'étage,
conjuguant des gérondifs
comme un vidéo en rétrospective
mugissant mots qui reculent.
En transpirant une pluie
en fermant des fractures exposées
pour des causes internes.


X. Orages dans le cœur

Cet orage a infecté mon cœur
il s'est glissé entre mes veines
et a poussé
comme une masse critique sur mon visage.
Il a rendu un peu plus grossier
mon apparence en soi lacéré.

Il a démontré le pouvoir
de ma syntômatisation
le besoin ignominieux
de zombiefier mon corps.
Cet orage a répandu innombrales
petites fleurs du lotus
dans mes porosités
et ont poussé
comme les vétustes inconnues du problème.

Cet orage s'agite dans mon cerveau.
Il m'a expulsé demi-inconscient
comme angine pectorale
comme un mal au cœur, vertige.
Comme une trombe en aire
comme une tornade en eau.
À cet orage
j'en fait des jours d'épicentre.
Il a ouvert les portes de mon lit
il a mélange ma tête
verni ma psychose
lustré mon panthéon.

Il a démontré le fiable
de la métamorphose kafkaïenne
le visage que je n'oublierai jamais
de ma mère.
La douleur éternelled'être aimé.
Il a démontré la fragilité
de mon environnement
et la disparition
de mes sens de communication,
je me jette par inertie
sur l'antipode
en dissimulant les évidences
de l'autoboycott.

Cet orage m'a laissé endommagé,
il a transformé mon visage
jusqu'à le faire
paradoxalement extraterrestre.
Il veut me jeter à la vacuité de l'espace
où parfois je peux pleurnicher.
Il a rendu un peu plus chaotiques
les axes de mes peurs
et essayé avec dissimulation
me quitter la peau.

Malgré tout
Moi, j'essaie prétentieusement
de feindre un intérêt
pour les marques du sol.
Ou simplement
il n'est pas logique
qui sois seulement moi.
Malgré tout
Moi, j'essaie de respirer
avec pierres chez la tête
et avec orages dans le œur.


XI. Laisser faire le temps

Le jour est seulement
un sifflement de la nuit.
Comme dans l'espace
comme chez la pupile.
La vie est seulement
le contraire à être dormis.

Et si peut-être et tout à coup
ce tremblement
ne soyez pas déjà passager?
Comme dans la mort
comme dans la memoire.
Peut-être et tout à coup
de rêver
ne soyez pas déjà passager.

Pourquoi pas continuer
en me cassant la tête?
Ou me jeter dans un canon?
Ou pourquoi pas continuer
de feindre que je le sais?
Et si peut-être et tout à coup
ne soyez pas déjà passager?

Alors il faut avoir un "alors".
Comme dans l'asthme
comme dans la musique.
Je faudrait me manger
deux des trois point,

Peut-être l'explosion
ne soyez pas déjà métaphorique.
Peut-être le sang ne coagule pas déjà.
Comme dans la bouche
comme dans la logique.

Je mordrais mes doigts,
c'est égal si est tombée
une météorite
ou si c'était l'art
de me combustioner les poumons.
Je mangerais mes lèvres,
c'est égal si je me quitté
ou si tu m'a laissé.

Le dénouement, le même.
Comme dans l'incendie
comme dans l'oubli.
La gravité, la même.

La vacuité absorberait
la poignée de terre connue,
l'espace que j'ai marée
le monticule de décombres généré
le tacite obstacle que m'a gangrené.
La vacuité sera la même
comme dans la nuit
comme dans le jour.
La vacuité sera de tout
moins passager.


XII. Insectes

Il y a quelque chose
en pourrissant sous le lit,
il y a des millions de petits yeux
en regardant
depuis ses différentes perspectives
l'anarchie bing-bangienne.

Tous témoins de mes incertains horaires,
de mes habits les plus absurdes,
mes TOC (Trouble obsessionnel compulsif).
Très contents de me voir
ils m'ont obligé rester au thé.

Peu à peu commencent à me parler,
d'abord ceux-ci
tout de suit ceux-là
une paire
un million de voix
un million d'yeux
un million de fois
anxieux de se faire écouter.

Logiquement je reste perplexe,
je décide les ignorer, feindre au moins.
Ils crient, racontent mes obsolètes
répètent des mots que j'avais oublié.

Très sûrs de me connaître à la perfection
ils s'aventurent à me persuader
avec fragments de feuilles
que j'ai jettées au sol semiterminées.
Avec des idées brissées,
avec menstruations de la plume.

Je conserve le calme...
Moi, j'ignore l'insectoïde
qui ouvre la porte de ma chambre.
Je baisse la tête
en rassemblent la sang dans le pariétal.

Je recherche une possible explication
peut-être la réponse enfilée de ma mère,
ou le nom scientifique pour l'exemplaire
qui continue en me regardant
un million de fois
avec un million d'yeux
tandis que je le sens.


XIII. Catastяoïka III

D'un bout à l'autre de moi
s'étendent les notes désordonnées
de la façon la plus surréaliste d'habiter.
Et moi, possesseur de l'éspace
ou esclave du même.
Je m'étende timide
entre hurlements et pleurs
moi, je me dépouille primitif
de toute forme de contact.

Dans mon cœur
germent des gros nuages
des vacarmes sont entendues
les battements s'affinent.
Dans mon cœur
les moustiques mangent les parties mortes.

Il me grandit la barbe
et me coûte travail me lever,
s'étendent les incertitudes
de la maximale nullité
et le mepris à tout.
Cette invalidité me glâche
le sang et la bouche.
Ma salive s'épaissit
mes mots s'endurcissent
mes doigts sont choqués.
Je suis perdu.