Hay momentos como este
donde todo apunta a la posteridad
a la eternidad.
Cuan mayor es la felicidad
mayor la profundidad
a la que se sumergen las penas.
He conocido en un par de días,
gente, seres, almas
energías, fotogramas
simplemente maravillosos
y comprendo
lo recurrente del adjetivo.
Pero no,
no hay palabras
para tanto amor, fraternidad.
Para tanta libertad de sentir.
En un par de días,
lo he comprobado.
No me equivoco tanto
como pensaba
y este viaje al "baño María" del Paraná
me dejó lacio
recocido
y escaldado de amores.
Estoy en una casa donde
no se golpea la puerta para entrar.
Donde
se me comprende mejor
que yo a mí.
Estoy en una casa que estoy
seguro
volveré a pisar.
De otra forma
y quizás envuelto en qué envase.
Rodeado de amor
rodeado de partes de mí
de trozos que me faltaban.
Tuve una pesadilla,
la peor que jamás sentí, sí,
sentí.
No la recuerdo
sólo la sentí
me sentí pedir ayuda
gritar hacia adentro
hacia afuera.
El calor quizás, me dijeron.
A uno le hierve la sangre
se le seca el cuerpo
se hinchan las picaduras
se sana el alma.
Descubriendo una parte importante de mí
estoy
recuperando la confianza
que no recordaba tener.
Asumiendo este nuevo yo
me siento en esta cama un poco mía
rodeado de una familia
un poco mía,
hay una madre y un padre
un poco míos.
Un hermano, unas hermanas
que me quieren
y una tía
que me mira a los ojos
y no disimula el pensar en los años.
Estoy creciendo
se me está notando
porque estoy junto a todos estos gigantes
junto a todos estos astros
formando constelaciones
inventándonos una galaxia
un otro universo
donde pareciera que todo es posible
donde pareciera que todo miedo
quedó atrás,
lejos de aquí.
Ningún paraíso es eterno
y tampoco el infierno.
Ningún amor es eterno
y tampoco el temor.
Recuerdo aquel primer correo
donde se me hablaba como grande
donde se me llamaba como quiero
donde se me trataba como siempre lo deseé.
Ningún infierno es eterno
tampoco el temor.
Ningún paraíso es eterno
tampoco el amor.
Ahora sólo resta absorber
todo este amor,
dejarme querer
dejarme soñar
dejarme reparar las alas
dejarme besar
Ahora que voy de salida
cruzando el túnel bajo este gran río
sólo resta respirar profundo
y volver a empezar.
Te debo tanto Paraná.
Pamela Maydana, Antonella Temporetti, Nora Aracil, moi-même, Esteban Amatti, Jose Ibarra, Iara Aranzazu, Wanda Sayes.
Mi vida para siempre en estos instantes de amor.
donde todo apunta a la posteridad
a la eternidad.
Cuan mayor es la felicidad
mayor la profundidad
a la que se sumergen las penas.
He conocido en un par de días,
gente, seres, almas
energías, fotogramas
simplemente maravillosos
y comprendo
lo recurrente del adjetivo.
Pero no,
no hay palabras
para tanto amor, fraternidad.
Para tanta libertad de sentir.
En un par de días,
lo he comprobado.
No me equivoco tanto
como pensaba
y este viaje al "baño María" del Paraná
me dejó lacio
recocido
y escaldado de amores.
Estoy en una casa donde
no se golpea la puerta para entrar.
Donde
se me comprende mejor
que yo a mí.
Estoy en una casa que estoy
seguro
volveré a pisar.
De otra forma
y quizás envuelto en qué envase.
Rodeado de amor
rodeado de partes de mí
de trozos que me faltaban.
Tuve una pesadilla,
la peor que jamás sentí, sí,
sentí.
No la recuerdo
sólo la sentí
me sentí pedir ayuda
gritar hacia adentro
hacia afuera.
El calor quizás, me dijeron.
A uno le hierve la sangre
se le seca el cuerpo
se hinchan las picaduras
se sana el alma.
Descubriendo una parte importante de mí
estoy
recuperando la confianza
que no recordaba tener.
Asumiendo este nuevo yo
me siento en esta cama un poco mía
rodeado de una familia
un poco mía,
hay una madre y un padre
un poco míos.
Un hermano, unas hermanas
que me quieren
y una tía
que me mira a los ojos
y no disimula el pensar en los años.
Estoy creciendo
se me está notando
porque estoy junto a todos estos gigantes
junto a todos estos astros
formando constelaciones
inventándonos una galaxia
un otro universo
donde pareciera que todo es posible
donde pareciera que todo miedo
quedó atrás,
lejos de aquí.
Ningún paraíso es eterno
y tampoco el infierno.
Ningún amor es eterno
y tampoco el temor.
Recuerdo aquel primer correo
donde se me hablaba como grande
donde se me llamaba como quiero
donde se me trataba como siempre lo deseé.
Ningún infierno es eterno
tampoco el temor.
Ningún paraíso es eterno
tampoco el amor.
Ahora sólo resta absorber
todo este amor,
dejarme querer
dejarme soñar
dejarme reparar las alas
dejarme besar
Ahora que voy de salida
cruzando el túnel bajo este gran río
sólo resta respirar profundo
y volver a empezar.
Te debo tanto Paraná.
Pamela Maydana, Antonella Temporetti, Nora Aracil, moi-même, Esteban Amatti, Jose Ibarra, Iara Aranzazu, Wanda Sayes.
Mi vida para siempre en estos instantes de amor.
