de pasar noches sin dormir.
Cuando esto sucede
ya bien entrada la segunda noche
ya bien ahumada, fermentada
se comienzan a automatizar
los mecanismos
dentro de mi cerebro
se comienza a apoderar
del espacio consciente
el subconsciente.
Me paseo por un par de juegos
me desmorono frente al alfabeto
y el saxo, y el piano.
Ya bien entrada
la segunda noche
comienzan a latir
expresiones naturales
me sorprendo
validando todas las imágenes
y una ola de inspiración
me voltea y ahoga
(no sé nadar).
Pero soy feliz
como un zombie comiendo carne
adicta al insomnio, la mecanización
como una guitarra desafinada
bajo la luna llena
junto al precipicio.
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