Es lo más hediondo que haya visto.
La distorsión milimétrica
defende las cosas
del hambre canina de mi error.
El movimiento instintivo
completando las hojas
del cuento menos sombrío
y los diferentes matices del eco.
Mi corazón, pesado
me aparta del caos
del que se alimentan
las masas críticas...
Creo
que no he sido del todo sincera.
Borro y escribo
Borro y escribo
Escribo y borro.
¿Pero quién soy para sentenciar?
Estoy
suspendida
en
un incierto vacío.
Y no es el centro de la tormenta.
Y no es la pesadilla que tuve
ni el sueño
ni la maldición que comencé.
Son los ojos
los muros y los crepúsculos
los amaneceres
los recuerdos que se pudren
entre las alarmas de los autos
los ladridos de los perros
y el crujido de la noche.
Es el peso
las fracturas y conversaciones
las limitaciones
el maquillaje que se derrite
entre patéticas operetas
fuga de ventiscas embotelladas
explosión de flores y espinas.
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