Tengo que perder la compostura

Tengo que perder la compostura
para dosificar el método
para saltar y correr por las escaleras
para retumbar en el aullido
para detenerme bruscamente.

Tengo que perder la compostura
y algo más.

Los cocodrilos y los delfines me distraen
de esta eternáutica perplejidad
dentro de una pirámide de neón
o fuera de mis noventa grados de visión.

Los sonidos y el ritmo me distraen
de este agónico éxtasis
y resbalo
dentro de una bañera cargada de burbujas
o fuera de la cortina podrida.

Tengo que perder la compostura
para anclarme al nido
para correr y saltar el muro de cristal
sencillamente
para moverme.

Tengo que perder
la compostura
y algo más.

Para moverme dentro del laberinto
fuera de mis tímpanos
dentro del tiempo
fuera del control z
dentro del vacío en mi existencia
donde puedo danzar.

Campo minado

Estamos en un campo minado
lanzándonos bolitas de nieve.

Demonio I

¿Quién me tendrá paciencia?
cuando comience a desvanecerse
la canción

cuando mi memoria se estrelle
y la pared que siempre imaginé
se extienda más allá
lejos del final del trayecto
más allá de la extraña que soy
y mi desolación
y quién será sino
quien construya una pared
de hexágonos de miel
de laberintos pequeños
de toboganes de algodón
y quién será sino la extraña que soy
la perdida

cuando se evapore el asfalto
y las paredes que siempre imaginé
un grito cantado en el salón
se extiende más allá
lejos de las primeras palabras
más allá del orificio que puedo llenar
y mi desolación
y quién será sino
la primera en reconocerme frente al espejo
por las mañanas
por las laberínticas sendas del cuerpo
por las heridas y el fuego del estómago
quién será sino
la extraña que soy
la última en llamar
la primera en perder
perdida y completamente segura
de poder besarme la espalda.